Oraciones de consagración

Elige tu oración favorita y escribe a Maria en la Fiesta de Pentecostés:

Oración de consagración del glorioso amanecer

Yo, ______________, pecador arrepentido, renuevo y ratifico hoy en tus manos, oh Madre Inmaculada, las promesas de mi bautismo. Renuncio a Satanás y decido seguir a Jesucristo aún más de cerca que nunca.

María te doy mi corazón. Enciéndelo, por favor, con el amor por Jesús. Hazlo siempre atento a su ardiente sed de amor y de almas. Guarda mi corazón en tu Corazón Purísimo para que yo pueda amar a Jesús y a los miembros de su Cuerpo con tu mismo amor perfecto.

María, me entrego totalmente a ti: mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores e incluso el valor de todas mis buenas acciones. Haz de mí, por favor, de todo lo que soy y tengo, lo que más te agrade. Permíteme ser un instrumento digno en tus manos inmaculadas y misericordiosas para rendirle el mayor homenaje posible a Dios. Si me caigo, por favor dirígeme nuevamente a Jesús. Lávame en la sangre y el agua que brotan de su costado traspasado y ayúdame a no perder nunca la confianza en esta fuente de amor y misericordia.

Contigo, oh Madre Inmaculada – tú que siempre haces la voluntad de Dios – me uno a la consagración perfecta de Jesús mientras se ofrece en el Espíritu al Padre por la vida del mundo. Amén.

Oración de consagración del glorioso amanecer

(Versión abreviada)

María, Madre mía, me entrego por completo a ti como tu posesión y propiedad. Haz de mí, por favor, de todo lo que soy y tengo, lo que más te agrade. Permíteme ser un instrumento digno en tus manos inmaculadas y misericordiosas para ofrecer la máxima gloria posible a Dios. Amén.

 Oración de consagración de San Luis de Montfort

Yo, (nombre), pecador infiel, renuevo y ratifico en vuestras manos los votos de mi bautismo. Renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y me entrego enteramente a Jesucristo, la Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz tras El todos los días de mi vida. Y a fin de que le sea más fiel de lo que he sido hasta ahora, os escojo hoy, ¡oh María!, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y mi Señora. Os entrego y consagro en calidad de esclavo mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, otorgándoos un entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, a vuestro agrado, a la mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad. Amén.

Oración de consagración de San Maximiliano Kolbe

Oh Inmaculada, Reina del cielo y de la tierra, refugio de los pecadores y Madre nuestra amorosísima, a quien Dios quiso confiar la entera economía de la misericordia: yo, indigno pecador, me postro a tus pies suplicándote humildemente que aceptes todo mi ser como cosa y propiedad tuya, y hagas lo que desees de todas las facultades de mi alma y de mi cuerpo, de toda mi vida, muerte y eternidad.

Dispón, si quieres, de todo mi ser sin ninguna reserva, para que se cumpla lo que fue dicho de ti: “Ella te aplastará la cabeza”, así como: “Tú sola has destruido todas las herejías en el mundo entero”, a fin de que en tus manos inmaculadas y misericordiosísimas yo llegue a ser un instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria en tantas almas extraviadas e indiferentes y difundir así todo lo posible el bendito reino del Santísimo Corazón de Jesús.

Concédeme alabarte, oh Virgen Santísima. Dame fuerza contra tus enemigos.

 Consagración consoladora a María

Hoy renuevo mi consagración total a ti María, Madre mía. Te entrego todo mi ser para que me lleves a consolar a tu Hijo con el consuelo perfecto que le das. De hoy en adelante, querido Jesús, cuando te abrace permite que lo haga con los brazos de María. Cuando te bese permite que lo haga con los labios de María. Cuando te cante, te alabe y te dé gracias permite que lo haga con la voz de María. Jesús, en pocas palabras, cada vez que te ame, permite que lo haga con el Corazón de María.

Consagración consoladora a María

(Versión abreviada)

María, quiero ser un(a) santo(a). Sé que también quieres que yo sea un(a) santo(a) y que esa es tu misión divina. Así que, María, hoy, en este momento, te doy permiso total para realizar tu obra en mí, junto con tu Esposo el Espíritu Santo.

Copyright de la traducción © 2013 Marian Fathers of the Immaculate Conception of the B.V.M. (Padres Marianos de la Inmaculada Concepción de la B.V.M.).

Padre Michael Gaitley, 33 DÍAS HACIA UN GLORIOSO AMANECER